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Nuestra señora de Lourdes: Realiza el santo rosario en su honor
El 11 de febrero es un día de importancia simbólica, ya que cuando la Virgen María se apareció por primera vez a Bernadette Soubiroz en 1858. Bernadette, de 14 años, salió de su casa en Lourdes para recoger leña. En su camino hacia el río Gave pasó por una cueva natural, donde escuchó murmullos y vio la figura de una mujer joven con una túnica blanca muy fina con una faja azul alrededor de la cintura y un rosario colgando de su brazo. Se acercó y comenzó a orar.
Bernardita de Soubirous fue elegida por Dios para ser testigo y mensajera de este acto extraordinario del Creador. La Madre de Jesús y Madre nuestra, supo enamorar siempre a las multitudes y convocar a los pueblos en torno a la majestuosa imagen que difundió.
Lourdes ha sido una fuente de sanidad física para muchos, quizás el milagro más visible que Dios ha realizado para fortalecer y mantener la fe en la obra. Pero sin lugar a dudas, la conversión de las almas ha sido el fruto más extraordinario que las generaciones han manifestado como evidencia de la potencia de los actos de Dios en esta tierra.
Nuestra Señora de Lourdes renueva nuestros corazones y nuestras mentes, para que emerja sonriente y esplendorosa nuestra propia conversión.
Oración a Nuestra señora de Lourdes:
Sed para siempre bendita, purísima Virgen, que te has dignado aparecer hasta diez y ocho veces, muy resplandeciente de luz, dulzura y hermosura en la solitaria gruta, y decir a la humilde niña que te contemplaba extasiada: “Yo soy la Inmaculada Concepción”.
Sed para siempre bendita por todos los extraordinarios favores que no cesáis de derramar en este lugar.
Por la ternura de tu Inmaculado Corazón, oh María, y por la gloria que ha dado la Santa Iglesia, te conjuramos para realices las esperanzas de paz que ha hecho nacer la proclamación del dogma de tu Inmaculada Concepción. Amén.