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Peligros de conocer el futuro
A menudo, muchas personas que leen el futuro terminan por creer que tienen poderes mágicos o que son capaces de realizar milagros. Esta actitud no solo termina por perjudicar la lectura en sí, imposibilitando una correcta interpretación, sino que, además, puede conducir a grandes trastornos de personalidad que rápidamente tienen consecuencias en la vida social, afectiva y laboral. La manera correcta de entender la adivinación es con una profunda humildad, teniendo siempre en cuenta que el hombre es sólo un canal a través del cual las energías fluyen.
Las respuestas que se le brindan al consultante siempre deben ser positivas. La premisa básica de todo lector debe ser que el consultante se vaya a su casa con el corazón esperanzado y no agobiado por los temores. Si hay malas noticias para decir, será mejor hacerlo recordando siempre que de ninguna manera representen una sentencia inmodificable. De este modo se evitará el riesgo más importante a la hora de predecir el futuro: que el consultado caiga en un estado de shock que lo lleve a realizar acciones perjudiciales para sí mismo o para aquellos que lo rodean.
El futuro no está escrito; la lectura de las cartas solo avisa que, dadas las circunstancias que se producen en ese momento, existen altas probabilidades de que el resultado sea uno determinado. Pero todo puede cambiar si se modifican esas circunstancias. Por este motivo, es de mucha utilidad para el consultante que, además de escuchar su futuro, también reciba palabras de aliento y buenas ideas para encontrar soluciones a los problemas que lo agobian. Quien tira las cartas debe estar de su lado, siempre.