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Viernes Santo: Pasión, Crucifixión y Muerte de Jesús
El Viernes Santo, también conocido como Viernes de Pasión, conmemora la crucifixión y muerte de Jesucristo según las costumbres cristianas, este es uno de los días sagrados en el calendario litúrgico y se considera un día de duelo y reflexión
Después de ser traicionado por Judas, Jesús fue llevado ante el Gobernador Romano de Judea, Poncio Pilato, quien interrogó a Jesús y, aunque a su parecer no encontró ninguna culpa en él, fue persuadido por la presión de la multitud y así Jesús fue condenado a muerte por Crucifixión “…Yo soy inocente de la sangre de este justo; allá vosotros” (Mateo 24:24-25)
Posterior a ser condenado por Pilato, Jesús fue azotado y maltratado por los soldados romanos, quienes le vistieron con un manto púrpura y le pusieron una corona de espinas a modo de burla; posteriormente Jesús fue obligado a llevar su cruz rumbo al lugar donde sería crucificado, conocido como Gólgota o Calvario y durante ese camino Jesús experimentó gran dolor, desplomándose en hasta 3 ocasiones.
Una vez en el Calvario, Jesús fue clavado en la cruz junto con dos criminales, durante las horas que siguieron, Jesús sufrió intensamente antes de finalmente morir en la cruz, según los evangelios alrededor de las tres de la tarde antes de morir Jesús exclamó: “Dios mío, Dios mío ¿Por qué me has abandonado?” (Mateo 27:46) además de la famosa frase: “Dios mío perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:24)
Según los evangelios cuando Jesús murió en la cruz hubo un terremoto y la cortina del templo se rajó de arriba abajo, estos eventos se interpretan como signos de la importancia y naturaleza divina del sacrificio de Jesús; a lo que uno de los guardias presentes exclamó: “Este hombre realmente era el Hijo de Dios” (Mateo 27:54)
Una vez muerto, el cuerpo de Jesús fue bajado de la cruz, y puesto en una tumba prestada por un miembro del Sanedrín quien ocultamente era seguidor de Jesús, el cuerpo de Jesús fue envuelto en vendas y colocado en la tumba donde permaneció hasta su resurrección.
El Viernes Santo es un día de luto y solemnidad para los cristianos, pero también se considera un recordatorio del sacrificio redentor de Jesús por la humanidad y el amor incondicional de Dios por sus hijos.
"Dios misericordioso, en este Viernes Santo nos postramos ante ti en humildad y reverencia, recordando el sacrificio supremo de tu amado Hijo Jesucristo en la cruz. Con corazones llenos de gratitud y dolor, te pedimos que nos concedas la gracia de comprender profundamente el significado de su sacrificio y el amor infinito que nos has mostrado a través de él. Que, en este día de luto y reflexión, podamos renovar nuestro compromiso de seguir a Jesús y de vivir conforme a su ejemplo de amor, compasión y perdón. Amén."