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Nacimiento de San Juan Bautista
Cada 24 de junio se conmemora el nacimiento de San Juan, quien nació seis meses antes que Jesucristo. Juan es conocido como ‘el Bautista’ o ‘Juan el Bautista’. Fue un predicador judío, santo en varias ramas del cristianismo, donde es considerado el precursor de Jesús, además, es venerado en el islam y otras confesiones como profeta y, en el caso del mandeísmo, como Mesías.
El Evangelio de San Lucas inicia su narración con el nacimiento de San Juan Bautista y las circunstancias que lo precedieron. Allí se explica que Isabel era estéril y muy anciana, y el ángel Gabriel anunció a Zacarías, su esposo, que tendrían un hijo al que debían llamar Juan. Posteriormente, la Virgen María fue a visitar a su prima y Juan, siendo apenas un bebé, saltó de gozo en el seno de Isabel, quien, iluminada por el Espíritu Santo, exclamó: “¿Y de dónde a mí esto: que la madre de mi Señor venga a mí?” (Lucas 1:41-44). Estos sucesos destacan el rol que se atribuye a San Juan Bautista como prefiguración de Jesucristo y anunciador de su venida.
En su juventud, el Bautista lideró una congregación judía emparentada con los esenios, una de las muchas cofradías y comunidades monásticas judaicas de la época que esperaban la llegada de un Mesías. Entre los esenios había un grupo llamado los bautistas, que daba gran importancia al rito bautismal. Gracias a los evangelios se conoce la historia del grupo liderado por Juan Bautista, que llevaba una vida ascética (purificar el espíritu, negando los placeres materiales) en el desierto de Judá, rodeado por sus discípulos.
Hacia el año 28, Juan el Bautista comenzó a ser conocido públicamente como profeta, su actividad se desarrolló en el bajo valle del río Jordán, donde administraba el bautismo en las aguas del río. Juan bautizó a numerosos judíos, a quienes pretendía purificar y preparar para la inminente llegada del Mesías. Poco después de la iniciación de su ministerio, Jesús de Nazaret recibió el bautismo de manos de Juan, pese a que San Juan no quería hacerlo argumentando que era él quien debía ser bautizado a manos de Jesús.
El mensaje del Bautista inquietó a las autoridades de Jerusalén y Juan fue encarcelado por Herodes Antipas, tetrarca de Galilea. Posteriormente, fue asesinado cuando Salomé, hija de Herodías (la esposa de Herodes) pidió al tetrarca por indicación de su madre la cabeza del profeta, que le fue servida en una bandeja.