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San Jorge, santo patrón de la Caballería

San Jorge, santo patrón de la Caballería

Cada 23 de abril la Iglesia celebra la Fiesta de San Jorge, santo venerado en todo el mundo que evoca muchos aspectos de la virtud cristiana, especialmente el valor y la fortaleza para enfrentar la lucha diaria contra el Maligno. San Jorge fue un soldado romano convertido a la fe en Jesucristo, que fue ejecutado en Nicomedia a causa de su fe.

San Jorge nació en Lydda, Palestina, la tierra de Jesús. Su padre fue un agricultor muy estimado. Ingresó al ejército imperial romano y, gracias a su carisma y capacidad de liderazgo, ascendió rápidamente en la milicia. Cuenta la leyenda que cuando el Santo llegó a una ciudad de Oriente se encontró con un gigantesco lagarto (o quizás un caimán o cocodrilo) que solía atacar los poblados y que se creía había devorado a algunos habitantes. Nadie se atrevía a enfrentarlo. Cuando San Jorge tuvo noticia de él, lo enfrentó y lo venció. Llenos de admiración por lo sucedido, los lugareños escucharon al Santo dar gracias a Dios e invocar el nombre de Jesucristo por la victoria, y muchos de ellos se convirtieron al cristianismo.

En ese entonces, el emperador Diocleciano inició una persecución contra los cristianos. Al enterarse de que Jorge y otros soldados eran cristianos mandó que todos adoraran a los ídolos romanos y prohibió que se adore a Jesucristo. Jorge declaró que él nunca dejaría de adorar a Cristo, y que jamás lo cambiaría por los ídolos. Ese rechazo hizo que el emperador lo condenara a muerte. En el momento del martirio lo llevaron al templo de los ídolos para ver si se arrepentía y los adoraba, pero Jorge no dio un paso atrás. El Santo fue martirizado y mientras lo azotaban, se acordaba de los azotes que le dieron a Jesús, y que Él no abría la boca. Por eso, sufrió los castigos en silencio. Las personas al verlo quedaban impresionadas por su fortaleza y decían: "en verdad vale la pena ser seguidor de Cristo". Cuando escuchó que le cortarían la cabeza, dio gracias a sus verdugos porque así le aseguraban ir al Cielo y estar junto al Señor.

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