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Santa Teresa Benedicta de la Cruz, virgen y mártir

Santa Teresa Benedicta de la Cruz, virgen y mártir

Acercarse a la Teresa Benedicta de la Cruz de Edith Stein significó conocer a una apasionada buscadora de la verdad, rasgo que ha caracterizado su vida. Nació el 12 de octubre de 1891, en una familia judía en Breslau (actual Polonia) donde su madre; mujer fuerte y de fe profunda, la educó, junto a sus otros hijos.

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, Edith fue reclutada para convertirse en enfermera de la Cruz Roja porque estaba convencida de que su vida ya no era suya y había que entregarla al "gran evento". Allí se encuentra con los misterios del sufrimiento y de la muerte de una manera muy real que la llevaría a ver el sufrimiento humano como propio.

Dos cosas la tocarían profundamente y serían decisivas para dar paso a su fe en Cristo: la actitud de serenidad frente a la muerte que apreció en la esposa de Reinach, caído en combate; y la lectura de la Vida de Santa Teresa de Jesús en casa de su amiga H. Conrad-Martius.

Edith Stein se bautizó en enero de 1922. Era el día de la Circuncisión de Jesús, la acogida de Jesús en la estirpe de Abraham. Estaba erguida ante la fuente bautismal, vestida con el blanco manto nupcial de Hedwig Conrad-Martius, que hizo de madrina. ". En la fiesta de la Candelaria, una fiesta cuyo origen se remonta también al Antiguo Testamento, fue confirmada por el Obispo de Espira en su capilla privada.

Fue beatificada (1987), canonizada (1998), nombrada copatrona de Europa (1999) quien supo aunar en sí, la búsqueda de la Verdad junto al confiado abandono en Dios.

Oración a Santa Teresa Benedicta de la Cruz:

Señor, Dios de nuestros padres,

Tú condujiste a Santa Edith Stein

a la plenitud de la ciencia de la Cruz

al momento de su martirio.

Llénanos con el mismo conocimiento;

y, por su intercesión,

permítenos siempre seguir en búsqueda de ti, que eres la suprema Verdad,

y permanecer fieles hasta la muerte

a la alianza de amor ratificada por la sangre de tu Hijo

por la salvación de todos los hombres y mujeres.

Te lo pedimos por nuestro Señor,

 

¡Amén!

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